Este sábado 3 de junio, a las 21:00 horas, llega al López de Ayala la representación de teatro Equus, basada en la obra del dramaturgo Peter Shaffer, versionada y adaptada por Natalia Grueso. Está dirigida por Carolina África y cuenta con las interpretaciones de Roberto Álvarez, Álex Villazán, Mamen Camacho, Claudia Galán y Jorge Mayor.

La duración de la obra es de 90 minutos. El precio de las entradas es de 18€ en palcos de anfiteatro, 20€ en anfiteatro y 25€ en butaca de patio.

Equus nos enfrenta a nuestros propios miedos, que conducen a una vida cegada por la rutina y las convenciones sociales, en las que no queda espacio para la pasión. Es, en definitiva, un canto a la libertad y, a sensu contrario, una denuncia sobre cómo la sublimación de esos instintos naturales nos pueden llevar a la atrocidad y la locura. De este modo, la figura del caballo embridado y encadenado, nos es más que el símbolo de nuestra propia esclavitud en una sociedad de consumo en la que nuestras afecciones son tratadas por la medicina con drogas y fármacos para adormecer el deseo.

El dramaturgo inglés Peter Shaffer escribió esta obra en 1973. El propio autor reconoce que la versión que entonces publicó estuvo condicionada por la primera puesta en escena de la obra, realizada por el National Theatre de Londres ese mismo año, de tal modo que las versiones que han llegado a nuestros días no incluyen sólo la dramaturgia inventada por el autor, sino también una descripción precisa de aquella inicial puesta en escena.

De ahí que, a lo largo de los años, la mayor parte de los montajes hayan seguido ese mismo modelo inicial con un escenario vacío en el que unos bancos hacen la función de gradas y un coro de actores caracterizados de caballos van subrayando con su presencia cada una de las escenas. Esos recursos formales, entre los que destacan sobremanera la continua aparición de los actores-caballo, son deudores de una época, pero no forman parte de la esencia real del complejo y enigmático texto de Shaffer. En esta versión se ha optado por una adaptación ex novo, tomando como referente directamente el original, pues las traducciones existentes al castellano obedecían en muchos casos a las normas de la censura propia de tiempos más oscuros.

El psiquiatra Martin Dysart recibe el encargo más difícil de su carrera profesional: deberá tratar a un joven que ha cometido un acto de una brutalidad atroz. El chico, Alan Strang, ha sido detenido por haberles sacado los ojos con un punzón a la media docena de caballos a los que cuidaba en un establo. A partir de aquí comienza una investigación detectivesca de tintes psicoanalíticos en la que el psiquiatra deberá averiguar qué llevó a un joven de buena familia, que jamás había dado un problema, a cometer semejante acto. Siguiendo las reglas del thriller psicológico el psiquiatra va indagando en la vida del muchacho, con una madre devota y religiosa y un padre estricto y trabajador.

La sublimación del deseo sexual, la falta de relación con otros jóvenes de su edad y su fascinación por los caballos van revelándose como pistas en el laberinto mental en el que se interna el psiquiatra para ayudar a su paciente. Pero el propio doctor tendrá que luchar también con sus propios demonios, entre los que se encuentran un matrimonio sin sentido que no funciona y unas permanentes dudas sobre la utilidad de su profesión frente a los dictados de una sociedad castrante que aniquila los sueños e ilusiones de la gente.

Más allá de la terrible anécdota que desencadena la trama, Equus nos habla de los mitos de la razón, y de cómo nuestra cultura bebe de las fuentes de la Grecia clásica en la que nacen todas las leyendas y, por derivación, las obras teatrales. La obra es conducta, en una sociedad materialista donde los temores ante nuestro desvalimiento en mitad de un universo que no entendemos se combaten con el fanatismo.

Se ha elegido por aligerar a la obra de alguna de sus innumerables y repetitivas referencias al mundo clásico, largos soliloquios del psiquiatra protagonista que, por su densidad, ralentizan la trama detectivesca de infiltrarse en la mente del joven paciente para averiguar qué fue lo que lo que ocurrió realmente, pero sin que ello le reste ni un ápice de profundidad a un texto plagado de referencias a los orígenes de los mitos y al papel de la psiquiatría en nuestra sociedad.

Hoy, cuando se conmemoran cincuenta años desde que Shaffer escribió su obra maestra, Equus sigue siendo un título tan perturbador y tan valiente como lo fue hace medio siglo, una aventura que invita al público a adentrarse en el más complejo laberinto de la creación: el de la mente humana.