“Errare humanum est”. Todos los humanos cometemos errores. Aunque lo que determina el carácter de una persona no son los errores que comete, sino cómo toma esos errores y los convierte en lecciones en lugar de excusas. El problema es que los humanos odiamos equivocarnos y, especialmente, admitir los errores que hemos cometido. Pero sólo aprendemos cuando nos equivocamos. Y si no, que se lo pregunten a Annie Duke. Una exjugadora profesional de póker que se dio cuenta de que nunca mejoraría en el juego de cartas a menos que pudiera admitir los momentos en que había cometido un error. Además, también se dio cuenta que las apuestas no solo ocurren en las mesas de póker, sino que cada elección que hacemos en la vida es una apuesta.
Annie Duke se retiró del póker profesional en 2012 tras ganar más de 4 millones de dólares, sin contar sus ganancias en los
juegos de póker online, y convertirse en una de las jugadoras más exitosas de todos los tiempos. Hoy en día, la estadounidense ha tomado todo lo que aprendió en las mesas de juego sobre la toma de decisiones y está compartiéndolo con el mundo como autora y oradora. Su primer libro,
Thinking in bets: making smarter decisions when you don't have all the facts (
Pensando en apuestas: cómo tomar decisiones inteligentes cuando no tienes todos los datos), tiene
el concepto de que la vida es como el póker. Duke publicó su último libro
How to Decide: Simple Tools for Making Better Choices (
Cómo decidir: herramientas simples para tomar mejores decisiones)
, en octubre de 2020.
Antes de ser una reconocida jugadora de póker, Duke obtuvo un doctorado en psicología cognitiva en la
Universidad de Pensilvania. La estadounidense hizo la transición de la psicología cognitiva, en la que estaba pensando en aprender y tomar decisiones, al juego de cartas, un entorno de toma de decisiones de alto riesgo y ritmo rápido. Observó que
en el póker existe una fuerte influencia de la incertidumbre en términos de información oculta y simple suerte. Además, cuando un jugador de póker pierde una mano, las cartas no tienden a ser reveladas, por lo que no puede decir algo real sobre la calidad de las decisiones que ha tomado para conseguir ese resultado. Así es como se ven la mayoría de las decisiones de la vida. Por este motivo, cualquier persona se enfrenta a entornos similares al póker.
A partir de ese momento, Duke decidió afrontar la vida como el póker, aceptando que el riesgo y la suerte juegan un papel importante, y que la incertidumbre siempre está presente. Aceptó que no tenemos tanto control como nos gustaría pensar, y que debería identificar sus propios errores para tomar mejores decisiones con el paso del tiempo. La estadounidense señala que los humanos estamos apostando todo el tiempo.
Cada elección que hacemos en la vida es una apuesta en la que estamos eligiendo la mejor opción para invertir nuestros recursos limitados (tiempo, dinero, oportunidad, entre otras cosas): la compra de una casa, los pedidos de
comida a domicilio o el trabajo que aceptamos. Según Duke, apostar es simplemente “una decisión sobre un futuro incierto”, pero los oponentes no son otras personas, sino una versión hipotética de una misma persona que ha elegido de manera diferente a la suya.
No hay que tener miedo a equivocarse
Siempre hay un cierto nivel de riesgo y suerte en todas las decisiones que tomamos en el día a día, ya sean grandes o pequeñas. Por este motivo, el miedo a equivocarse es el principal enemigo de las decisiones, aunque afecta a unas personas más que otras. Sin embargo, Duke afirma que las personas aprenden más rápido si eliminan ese miedo a equivocarse, ya que no pierden el tiempo en intentar borrar la información y tratar de esquivarla para defender lo indefendible. Además, argumenta que todas las personas deberían sentirse cómodas viviendo con dudas, ya que abrazar la incertidumbre nos convierte en mejores pensadores. Al fin y al cabo, la estadounidense acepta la idea de que el resultado de nuestras vidas es el resultado de la combinación de la suerte (las cosas que están fuera de nuestro control) y la calidad de nuestras decisiones.
Con esta idea de la vida y el póker, Annie Duke se convirtió una de las jugadoras más exitosas de todos los tiempos. La estadounidense es una de las pocas mujeres que ha conquistado un brazalete de las World Series of Poker (WSOP), el más importante y prestigioso conjunto de torneos de póker en vivo del mundo. Además, sigue siendo la única mujer en ganar el National Heads-Up Poker Championship. A pesar de llevar casi una década retirada de las mesas de póker, Duke ocupa la cuarta posición en la lista de mujeres con más ganancias de la historia del juego de cartas, con un total de 4.270.548 dólares, según la base de datos The Hendon Mob.