El próximo día 16, Valverde de Leganés celebra la denominada ‘‘Fuga de la Diabla’‘, fiesta única y diferente en el verano extremeño y que se recuperó en 2003 tras el patrón sufrido desde los años 70 del pasado siglo. Desde entonces, y ya van doce años, este evento que se mueve entre la tradición, la leyenda y el espectáculo, se mantiene ininterrumpidamente gracias al apoyo desinteresado de todo el pueblo y la colaboración del Ayuntamiento, la Diputación de Badajoz, el Gobierno de Extremadura y Aderco.
Para presentar esta edición se han dado cita en la Diputación pacense el alcalde en funciones de Valverde, Manuel Borrego; el director del Área de Cultura de la Institución Provincial, Francisco Muñoz; y el responsable de ‘‘La Diabla’‘, Francisco Conde.
Con un sentido lúdico-teatral, este evento aspira a convertirse en fiesta de interés turístico regional, invocando su carácter tradicional y exclusivo que aúna elementos mágicos y misteriosos como telón de fondo.
Tal como lo describe Manuel Borrego, ‘‘la auténtica protagonista de esta fiesta, la Diabla, ha estado durante todo el año encadenada a los pies de San Bartolomé, patrón del pueblo. En un momento dado, huye de la torre de la Iglesia donde está prisionera con el único objetivo de atacar a lugareños y visitantes que se encuentran en su camino. La encapuchada de rostro cadavérico, ayudada por otros seres malignos, intenta entrar en las casas de los vecinos. Se hacen imprescindibles las cruces de Caravaca o calabazas y sandías con una vela en su interior para espantarla’‘.
Todo este ritual forma parte de una fiesta muy antigua cuyo origen parece estar en los primeros años del siglo pasado. Aunque por diversos motivos, la fiesta dejó de celebrarse en los años 70, en el verano del 2003 se volvió a retomar con una gran afluencia de público. Desde entonces, su expectación es tal, que cada año atrae a miles de visitantes.
Borrego explica que son varias las hipótesis que existen en torno al origen del festejo extremeño. Algunos piensan que es una manera de celebrar la famosa ‘‘Matanza de San Bartolomé’‘, aquel triste episodio de la noche del 24 de agosto de 1572, con el enfrentamiento trágico y sangriento entre católicos y protestantes calvinistas. Otros, quieren ver en esta fiesta la lucha entre el bien y el mal, entre San Bartolomé y el Diablo (o Diabla), con la victoria del Santo y el sometimiento del ‘‘Maligno’‘.
La noche de la fiesta de ‘‘La Diabla’‘, a las doce en punto, todo el pueblo se concentra a un lado de la iglesia, alrededor del fuego. En ese momento el personaje principal se escapa y comienza un recorrido frenético por las calles de la localidad que culmina en la plaza principal, donde se queman unos muñecos de trapo llamados ‘‘Bartolos’‘ que simbolizan a los vecinos del pueblo. Seguidamente aparecerán en escena las fuerzas del bien, quienes capturarán a la Diabla y la encerrarán en el templo, de nuevo encadenada a los pies de San Bartolomé.
No cabe duda, destacan sus organizadores, que se trata de una noche mágica, misteriosa y oscura amenizada por el grupo de teatro encargado del montaje de este espectáculo, donde actores y figurantes encapuchados, con cadenas, harán pasar a vecinos y visitantes una noche de miedo inolvidable.
Entre las novedades reveladas por Francisco Conde, sobresale la participación de los lugareños, que se ha triplicado respecto a otras ediciones; el lugar de celebración de la representación teatral, en la plaza de toros; la ambientación de las calles y la zona centro; dos nuevas rutas, la de las tapas durante el día y la de cócteles por la noche; y la inspiración medieval en la confección de los Bartolos.